Una idea de negocio no vale nada
Tengo una idea de negocio. ¿Qué vale una idea?
A menudo se acercan emprendedores a T4 Franquicias para explorar la posibilidad de franquiciar lo que suelen llamar “concepto” de negocio. No nos cuentan de qué se trata ni cuál es la marca. Temerosos que el departamento de consultoría de T4 les vaya a robar su idea, intentan extraer información relevante pero sin facilitar casi ningún dato en relación con su proyecto. Siempre pienso que esto es cómo si vas al traumatólogo porque te duele un hueso y no le dices cuál es el que te duele. Quiero apoyarme en esta anécdota tan frecuente en nuestro trabajo para reflexionar sobre los conceptos y las ideas de negocio. Desde mi punto de vista una idea de negocio no vale nada.
Hoy en día vivimos en la Sociedad de la información y el pensamiento podríamos decir que es simultáneo, instantáneo y global. Estamos abrumados por el aluvión de inputs que todos tenemos cada día en la prensa, blogs, media y redes sociales; es lo que se conoce como “densidad digital”. Por esta razón, las ideas fluyen a la velocidad de la luz y por tanto la capacidad de que unas ideas induzcan con facilidad otras ideas es compartida de una manera democrática entre la mayoría de los habitantes del mundo desarrollado. Siendo claros, podemos pensar que un ciudadano medio, como somos la mayoría, cuando ha tenido una idea aparentemente genial, al mismo tiempo la han pensado otras 300.000 personas en el planeta. Si en cambio tenemos la suerte de ser genios, igual en ese caso solo coincidiremos con 10.000 más. Al final, la diferencia no se genera con la propia idea de negocio o concepto sino con el desarrollo que se hace de la misma hasta el modelo de negocio, y con la ejecución del proyecto.
Pongamos un ejemplo conocido por todos. El concepto y modelo de negocio de Zara, moda constante basado en una Supply-Chain súper eficiente donde son más rápidos que nadie identificando una tendencia y colocando las prendas en todo el mundo, se ha intentado imitar sin demasiado éxito por otros grandes competidores.
En retail se habla mucho del concepto pero poco del desarrollo del mismo hasta lograr un modelo comercial: lay-out, m2, estructura de gama, niveles de precios, dinámica promocional,… No se puede “vivir” solo del concepto y hay que pensar un poco más para evolucionarlo. Ni siquiera basta con un modelo de negocio ganador. Este debe tener acoplada una estrategia para garantizar que el modelo de negocio evoluciona durante los próximos años en una dirección ganadora en base a los previsibles movimientos estratégicos del entorno y su sector. Cuando pensamos una idea de negocio, suele estar contextualizada en una situación de mercado determinada que es la actual. Incluso a menudo se baraja una Visión futura del sector. Lo que ya no suele ser habitual, y es a todas luces necesario, es reflexionar sobre todas las dinámicas que se van a generar por los movimientos estratégicos que adoptarán: grupos de clientes, proveedores, competidores, administraciones,… En base a este análisis y a nuestras propias capacidades y modelo de negocio actual deberíamos destilar una estrategia de trabajo.
Sirva como ejemplo de todo lo que estoy contando el boom que está teniendo el retail de cigarrillos electrónicos.
Entonces, ¿Qué vale una idea?
Jose Mª Murciano