Las gallinas que entran por las que van saliendo
Hoy vamos a comentar sobre los ciclos empresariales, que no son extraños a los ciclos de la vida. Y el título que da paso a este post se refiere a otras prácticas que también comentaremos.
Empezando por el ser humano, que emigró de los pueblos a las ciudades, y ahora quiere volver a los pueblos, los consumidores que de la tienda de barrio pasaron al Centro Comercial y ahora a las tiendas de barrio, del tendero que se mata a trabajar para que su hijo sea Abogado y ahora el hijo del Abogado quiere ser tendero.
Las empresas, como las bacterias, nacen crecen, se reproducen –algunas en franquicia- y mueren. Y eso es lo normal. Hay muy pocas empresas centenarias, y en el ámbito del comercio- ahora retail que mola más- poquísimas.
Eso, entre otras cosas, se debe a que los ciclos comerciales son cada vez más cortos, y los hábitos de compra evolucionan a la velocidad de la luz.
Por ello, quien monta un establecimiento de accesorios, de venta de regalos, debe entender que por muy bien situado que esté, su ciclo de vida es muy corto. Apenas unos años.
En cambio, Un supermercado, una tintorería, un restaurante, tienen el ciclo más largo puesto que no dependen de modas, etc. Y no hablemos de los cambios tecnológicos que sustituyen sectores enteros, por ejemplo las Agencias de Viajes e Internet. Menudo cambio. Y no digo que un negocio sea mejor o peor que otro, que si nos ponemos a hablar de márgenes, inmovilizados, etc podríamos invertir el comentario.
En estos tiempos turbulentos, cada vez más personas han entendido que tienen que volver a entrar en el proceso productivo, generador de ingresos, y algunos a empujón, puesto que no tienen tiempo ni capacidad económica para veleidades.
Para ellos, existen sistemas como la franquicia , que propone nada menos que 64 sectores de actividad e inversiones desde 3.000 euros hasta varios millones. Hay para todos.
Del otro lado, hay muchísimas marcas sólidas, coherentes, que adaptan sus tiempos a los ciclos comerciales, que dejan de crecer cuando el mercado dice basta, y no siguen exprimiendo.
Crecer mal es la muerte de una cadena, y el tiempo nos ha demostrado que “un mono con un cheque” no vale para ser franquiciado de casi nada.
Y dejar franquiciados por el camino no es el camino. Por eso, el mercado tiene herramientas suficientes para que el futuro inversor analice, se informe y pida consejo a un especialista. Así le irá bien. No hacemos lo mismo cuando vamos a comprar un coche?
A trabajar, que se nos pasa el ciclo protestando.
Javier Pelayo