La bombilla sin obsolescencia programada existe, pero no interesa
En año 1999, el empresario catalán Benito Muros viajó a Estado Unidos y se encontró con la famosa bombilla del parque de bomberos de Livermore en California. Una bombilla que llevaba, para aquel entonces, 99 años encendida sin interrupción y que a día de hoy continúa funcionando. Tras su visita, el empresario comenzó a investigar sobre esa larga durabilidad y se encontró con la sorpresa de que sólo se había fabricado una unidad, ya que no interesó fabricar más bombillas duraderas.
«Me choqué contra el término ‘obsolescencia programada’, del que nunca había oído hablar en ese momento. Comencé a investigar y descubrí que no solo eran las bombillas, sino todo tipo de aparatos electrónicos los que están fabricados de forma predeterminada con obsolescencia programada», declara Benito Muros, creador de una bombilla sin obsolescencia programada y presidente de la fundación Feniss.
Si buscamos la definición de obsolescencia programada nos encontramos con una acción intencional de los fabricantes para acortar la vida útil de sus productos. Es decir, que aquello que compramos se vuelva obsoleto en un periodo de tiempo. Si retrocedemos en el tiempo, el primer producto afectado por esta obsolescencia fue la lámpara incandescente. Sin embargo, a día de hoy, esta vida útil programada se mantiene vigente en casi todo tipo de aparatos. Desde ordenadores hasta móviles, electrodomésticos o incluso ropa.
La obsolescencia programada, culpable del calentamiento global
La obsolescencia programada puede tomar diferentes formas, desde la limitación de la vida útil de una batería hasta el diseño de productos que no se pueden reparar o actualizar. Esto obliga a los consumidores a reemplazar los productos con mayor frecuencia, lo que genera un mayor gasto económico y, en todos los casos, un mayor impacto ambiental. Afortunadamente, algunos fabricantes están comenzando a tomar medidas para reducir la obsolescencia programada, pero estos cambios no están llegando al ritmo esperado.
Como comenta Benito, la obsolescencia programada es la principal culpable del calentamiento global y del cambio climático. «Decidí explicar a todo el mundo en que consistían estas prácticas empresariales, como nos afectan en nuestro día a día. A lo largo de nuestra vida gastamos unos 60.000 euros en comprar todo tipo de aparatos electrónicos. Incluido vehículos, que están fabricados para no durar y para que sus reparaciones sean más caras que comprar uno nuevo.»
En el año 2000, el ingeniero comenzó a difundir estas prácticas empresariales. «Yo ya decía que teníamos alrededor de 10 o 15 años para cambiar el modelo productivo y transitar hacia un modelo sostenible, ya que era totalmente irresponsable continuar con un modelo que está destruyendo nuestro planeta, el único que tenemos para vivir», apunta. «Nadie me hacia caso, y en este momento el cambio es absolutamente necesario, aunque ya hemos cruzado la línea roja de no retorno, ahora solo podemos minimizar los daños irreversibles que le estamos causando al planeta.» Al hilo de esto, decidió crear una línea de iluminación sin obsolescencia programada, demostrando así al mundo que las cosas se pueden y se deben hacer de otra manera.
La obsolescencia en franquicia
La obsolescencia programada es una práctica controvertida y se ha convertido en un tema cada vez más importante en el mundo de las franquicias, donde la innovación y el cambio son una necesidad constante. Por ejemplo, un fabricante de equipamiento de cocina para restaurantes puede diseñar un horno que necesite ser reemplazado en un periodo corto de tiempo. De esta manera, el fabricante puede venderá nuevos hornos cada pocos años, aumentando sus ganancias.
También podemos encontrar obsolescencia programada en el software o en los sistemas informáticos utilizados por las franquicias. Los sistemas obsoletos pueden no ser compatibles con las últimas tecnologías y herramientas, lo que puede limitar la capacidad de una franquicia para ofrecer servicios y productos actualizados.
Es decir, nos encontramos con que los franquiciados y franquiciadores pueden sentirse obligados a invertir en nuevas versiones de equipos y tecnologías cada pocos años con el fin de mantenerse al día con la competencia, lo que puede afectar negativamente sus beneficios.
Es importante que los franquiciadores investiguen cuidadosamente los productos y servicios que adquieren antes de realizar una inversión significativa. Deben asegurarse de que los productos y servicios sean de alta calidad y tengan una vida útil prolongada. Además, deben trabajar con proveedores de confianza que ofrezcan garantías y soporte técnico para sus productos y servicios. Al investigar cuidadosamente estos aspectos, pueden minimizar los efectos de la obsolescencia programada en sus negocios y por ende, tener un menor impacto ambiental.
Lucha contra la obsolescencia programada
Como vemos, la obsolescencia programada es una problemática que afecta tanto a los consumidores como al medio ambiente, incluido el sistema de franquicias. Como consumidores, es importante estar informados sobre estas prácticas y elegir productos de empresas comprometidas con la durabilidad y la sostenibilidad. Existen iniciativas de organizaciones que buscan aumentar la conciencia sobre la obsolescencia programada y promover alternativas sostenibles. Algunas organizaciones están presionando para que se implementen leyes y regulaciones que limiten esta práctica.
En su trayectoria tratando de educar a los consumidores sobre la obsolescencia programada, Benito Muros se ha tenido que enfrentar a numerosos desafíos. Para continuar luchando, el empresario preside la asociación Feniss, una organización que lucha contra la obsolescencia programada. «Nuestra labor consiste en informar y difundir en que consiste la obsolescencia programada, como nos afecta a los ciudadanos en nuestro día a día, y como podría ser un mundo sin obsolescencia programada. En el que lo importante fuesen las personas, el medioambiente, el cuidado del planeta», afirma el empresario catalán.
Asimismo, Feniss tiene como misión crear un modelo alternativo facilitando la creación de productos duraderos, reparables y actualizables, certificados con el sello ISSOP. Para que los ciudadanos puedan elegir e ir creando un modelo industrial sostenible donde los ciudadanos sean el centro de todo.
Más información sobre la asociación Feniss aquí.